6 de abril de 2023

El momento es ahora


Te amo y te elijo
porque somos presente,
y de entre tanta gente
tú eres mi escondrijo.

Quererte es fiable
haga calor o nieve,
pues a tu lado llueve
agua de mar estable.

Cada día te escojo
porque tengo tus mimos,
y cómplices reímos 
al vernos de reojo.

No quiero ser cobarde;
te quiero hoy y ahora,
tomarte sin demora,
antes que sea tarde.

Por eso elijo amarte,
por lo que significas,
porque tú me dedicas
tu tiempo y tu arte.

Qué sencillo sería
Si yo te eligiese
y mi anhelo no fuese
querer una utopía.
 
 
Samuel Álvarez Conejos 

6 de mayo de 2022

Presagios de verano

 

Has llegado cual viento de solano
alzando marejadas
sobre los cimientos de mi pasado,
acercando lluvias que, a destajo,
desnudan mis alarmas
e inundas mis miedos hasta ahogarlos.

Pero también has traído el olor
de agua blanquecina,
de sal, de arena y de campos de arroz,
sellando, con el regreso del sol,
la llegada imprevista
del verano a la vida de los dos.

Si me imagino un fin del mundo es
caótico y bello,
así como tú, como un amanecer
y su arrebol de infinito vaivén,
dibujando en el cielo
aves fénix que acaben en tu piel.

Pero explícame cómo hacer que pare
esos ojos de otoño
que me miran desarmando mis planes,
porque en ellos no hay después, ni hay antes,
son caprichos de Crono,
y en ellos nunca es pronto, ni es tarde.



Samuel Álvarez Conejos

7 de diciembre de 2021

La cierta incerteza

 

 
 
La esperanza es, dicen, lo último que duerme.
Y razón nos les quito, que así ha sucedido,
pues ni eso queda ya, cariño, tras perderme
en esos ojos llenos de otoño y de olvido.

Quedaré resignado, ceñido en mis temblores,
mientras llega el invierno a estas manos frías.
Sin tu voz, sin tu verbo, tu néctar de mil flores,
morirán destempladas, rugosas y vacías.
 
Al perder la costumbre de armarme de tu risa,
de enredarse mis dedos, rizados en tu pelo,
o advertir tu mirada quitando mi camisa,
sumiré envejecido en noches de desvelo.
 
Huiré de la amnesia que intenta hacerme cuerdo
a esperar, sin promesas, del hado algún guiño.
Y amará engurruñada mi alma tu recuerdo
con la fe inocente y terca de un niño.


Samuel Álvarez Conejos

11 de septiembre de 2021

Quererte fue lo más fácil de hacer. Olvidarte no.

 Quemaba. Ardía por dentro incandescente,
quebrándome a su paso.
Desde el interior hacia afuera lo sentía.
Una punzada tras otra contra el abdomen,
perforando en mí cada capa de coraza
forjada año a año, herida a herida.

Comenzó a tan sólo un instante de entenderlo:
No ibas a volver.
Ni tú, ni las noches de verano a remojo,
ebrios de sidra, de sangre y de deseo.
El sol ya no abrazaría más nuestro sueño,
ni mis sábanas recordarían tu olor.

¿Tan sencillo ha sido obviarme, reemplazarme?
Tus ojos no mentían,
más bien gritaban vehementes al mirarme.
Es imposible refutar cada sonrisa,
cada improvisación, cariño, cada juego,
deteniendo el tiempo a nuestro antojo en la cama.
 
Nos invadió un aullido de desesperanza.
Maldita luna llena.
Maldita la que selló nuestra perdición,
reduciendo aquél fuego a polvo sin vida.
Tu mirada perdió el centelleo al verme
y el silencio se cernió sobre nuestra voz.
 
No queda bosque, arcilla, trigo ni oveja
que construya rutina
como la que dejamos atrás para siempre.
Quizá el único futuro que nos queda
tras habernos convertido en desconocidos
es coincidir para volver a conocerse.

 
Samuel Álvarez Conejos 

26 de agosto de 2021

Especial

 
Dicen ser del verano lo contrario al invierno.
Pero el frío no entiende de meteorología,
sólo de las palabras que el miedo vacía,
pues nacen en suspiros y mueren en lo interno.

Yo callaré de nuevo, cuando al verte palpite,
fingiendo una sonrisa casi indiferente.
Y tú amarás mis gestos, como si de repente
quisieras refugiarte y hacerlos tu escondite.

Habrá un brillo en la luna que contigo combine,
llenándome de magia, robándome el sentido.
Notaré melodías, aunque sean ruído,
querré comenzar algo y que nunca termine.

Especial quiero serte, ¿no lo anhelamos todos?
Y aunque calor emane de las ganas unidas,
mi colchón rebosa ausencia de noches prohibidas.
Especial para nadie somos, de todos modos.
 
 
Samuel Álvarez Conejos 

18 de junio de 2021

Alas inquietas

 
Convicción y coraje
constituyen las alas del viajero.
Con ligero equipaje,
sin destino certero,
perseguirá su nuevo paradero.

No nos es nueva usanza
que toda etapa tiene su momento.
Que siempre habrá esperanza
para quien tome aliento
y abra inquietas sus alas al viento.
 
Viajará la memoria,
intacta, desde lo desconocido,
a esta, nuestra historia,
buscando lo aprendido;
ninguna orquídea queda en olvido.
 
Rebosa en mí, con brío,
un orgullo de honra y excelencia,
cual agua de rocío,
por esta coincidencia,
ser familia en The Westin Valencia.
 
 
Samuel Álvarez Conejos 

21 de mayo de 2021

Desmemoria

 
Tristes versos cargados de añoranza,
traslúcido rocío de viñedos,
se deslizan con brío por mis dedos
en busca de un ápice de esperanza.

Mi rostro ya no es aquel lampiño
de quien soñaba absorto con la luna.
La ilusión se convirtió en laguna;
nació un hombre, mas murió un niño.

Los recuerdos devienen en olvido
y la esperanza es un alba lejano,
el marrón que antes era verano
a ojos del que olvida lo vivido.

Quizás haya crecido demasiado
y derribar molinos ya no sea
afán de quien perdió a Dulcinea
en el andar del camino cansado.

Volver, quién pudiese volver a verte
y soplar mariposas en tu palma.
Tu voz era manantial a mi alma,
nuestro amor, mayor que la misma muerte.

Volver, a los tiempos de lo posible,
donde la soledad no daba miedo
porque sin sorteos y con denuedo
echaste en mí tu ancla irreversible.
 
 
Samuel Álvarez Conejos 


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